No me voy a poner a contar la vida y milagros de Juan Manuel Fangio porque para eso está el libro de Gerald Donaldson que estoy leyendo(Fangio-The Life Behind The Legend). Querría quedarme con dos cosas: la magnitud humana de Fangio como persona, que es lo que lo hizo tan grande, y sus primeras carreras en Argentina. Hay que recordar que Fangio empezó a correr muy tarde, y que el hecho de vivir en Argentina supuso que llegase a Europa con casi cuarenta años. Aunque antes se empezase a correr a edades más tardías que hoy en día incluso para la época Fangio era ya un veterano cuando acercó la nariz por estas tierras.
En 1940 se organizó el Gran Premio Internacional del Norte. La carrera atravesaría Argentina, Bolivia y Perú, con una primera "manga" en la que los competidores(piloto y copiloto) tendrían que cubrir la distancia entre Buenos Aires y Lima en siete días. Por si esto fuera poco los supervivientes tendrían seis días para hacer el camino a la inversa. La distancia total de la carrera se aproximaba a 9.000 kilómetros por carreteras de mala muerte, soportando altitudes de hasta 14.000 pies(4.500 metros). Os podéis imaginar el desgaste para hombres y máquinas que eso supone, y más si tenemos en cuenta que inmediatamente de llegar a la cima empezarían a descender hasta los 1.000 metros.
La primera eytapa iba desde Buenos Aires a San Miguel de Tucumán(847 millas). De allí subida a 11.385 pies a Villazón, bajando a 5.000 pies al valle de El Puente y otra vez a subir hasta 13.000 pies en Potosí. Todo esto por carreteras sin quitamiedos y en las que el más mínimo error en el lugar equivocado supondría despeñarse varios miles de metros y la muerte segura. Carreteras difíciles incluso para las llamas. Da pavor imaginarse a los coches a velocidad de carrera. Desde Potosí a La Paz, la capital más alta del mundo, sin duda la etapa más difícil de la carrera, por lugares que ni los Incas habían conseguido conquistar, nunca a altitudes inferiores a 10.000 pies. Desde La Paz se descendía en tres etapas(1.600 km.) hasta casi el nivel del mar en Lima, para pasar después por el lago Titicaca a 10.000 pies. La penúltima etapa iba desde Arequipa a Nazca y en la última se llegaba a Lima después de un continuo subir y bajar por carretera llenas de curvas.
Para conseguir correr Fangio tuvo que organizar una lotería en la que el premio sería el Chevrolet en el que iban a competir. Sus principales rivales serían los hermanos Gálvez con Ford, así como todo el equipo oficial Chevrolet. Para la marca Fangio era demasiado mayor(29 años)como para incluirlo en el equipo oficial.
El 27 de septiembre de 1940 se dio la salida. Fangio se anotó la victoria en el primer tramo(847 millas) gracias a saltarse un repostaje y llegar a meta casi sin gasolina. Los siguientes dos tramos fueron ganados por los Gálvez, momento en el que empezaron los abandonos: la altitud, los tramos de ocho horas sin descanso, el tener que reparar los coches durante el poco tiempo que había para dormir... Los coches oficiales contaban con asistencia, pero los privados-entre los que se contaba el de Fangio-no. Para sobrevivir intentaban respirar más despacio de lo habitual y mascaban una mezcla de plantas que incluían ajo y coca.
El primer tramo en suelo boliviano fue ganado por Fangio, con lo que tuvo que acudir a una ceremonia con el presidente del pais. Su copiloto, Héctor Tieri, intentó llevar el coche a la salida del próximo tramo para ganar tiempo, con la mala suerte de chocar con otro coche: en Argentina en aquellos tiempos se conducía por la izquierda y en Bolivia por la derecha. En el impacto se dobló el eje delantero, se desplazó el volante y el chasis quedó dañado. Era casi imposible moverlo. Dejando a un lado su cabreo, Fangio y Tieri se pusieron manos a la obra. Consiguieron salir sin ser penalizados pero el coche era casi inconducible. Después de 365 millas infernales llegaron a la Arequipa, donde continuaron con las reparaciones sacando tiempo de las horas de sueño. A mitad de camino entre Arequipa y Nazca el coche empezó a sobrecalentarse: debido a las vibraciones el radiador se había soltado, golpeando el ventilador y doblando una de las aspas, que a su vez perforó el radiador. Después de quitar el aspa rota y su opuesta y de reparar el radiador con trozos de tela continuaron en carrera aunque a un ritmo bastante lento y teniendo que parar cada poco tiempo a rellenar el radiador de agua, agua difícil de conseguir en las áridas altitudes andinas.
Por los pelos llegaron a Nazca, donde pasaron toda la noche reparando el coche, tapando los agujeros del radiador con plomo machacado y después derretido con una vela. Al amanecer todo estaba más o menos en orden menos las ruedas. Al llegar a Lima(350 millas) las ruedas estaban en las lonas y aún así consiguieron el décimo puesto. A pesar de todo esto, en Lima, la mitad del trayecto, lideraban la carrera.En Lima estaba previsto un descanso de 24 horas, descanso que, por supuesto, pasaron trabajando en el coche en un concesionario Chevrolet.
La carrera se reanudó con los Gálvez apretando y dispuestos a retomar el liderazgo de la prueba. Durante horas estuvieron luchando al segundo hasta que Fangio fue parado por otro piloto Chevrolet, Pérez: los Gálvez se habían salido de la carretera y caído por un barranco, Juan con algunos rasguños y Oscar con una herida en la cabeza y un hombro roto. Se puede decir que tuvieron mucha suerte. Además de salirse en un sitio con posibilidades de supervivencia, si Pérez no se hubiese salido allí mismo podrían haber estado horas o días sin que nadie los encontrase. Después de dejar a los hermanos al cuidado de una tribu de indios, Fangio y Tieri reanudaron la marcha a un ritmo increíble(media de 52 km./h después de más de trece horas de carrera y 700 millas). En esos momentos tenía 90 minutos de ventaja sobre el segundo, pero no por ello dejó de ir rápido: quería asegurarse y conseguir la mayor ventaja posible por si acaso. Entre La Paz y Potosí volvió a ser el más rápido, llegando su ventaja a 1 h. 40 m. En el decimoprimer tramo fue batido por Domingo Marimón, aunque conservó su ventaja. En el decimosegundo tramo el coche se salió en una curva dañando la rueda trasera derecha. A partir de ahí se sucedieron las paradas para echar grasa en la agarrotada rueda con la consiguiente pérdida de tiempo. En la siguiente asistencia en Jujuy(ya en Argentina) cambiaron el diferencial y el set-up del carburador, para adaptarlo a menores altitudes, en 30 minutos.
Una vez en Argentina fueron conscientes de lo que su hazaña significaba para sus paisanos: todos querían su autógrafo, gritaban su nombre, las calles llenas de gente...
Pero Fangio seguía centrado en la carrera. Aún quedaban 845 millas hasta Buenos Aires, en las que cambió la forma de conducir: se puso detrás de un coche y utilizó sus luces como guía. Así llego primero a Rosario y finalmente a Buenos Aires, después de más de 109 horas de carrera.
Después de las celebraciones Fangio estaba exhausto mental y físicamente. En algún punto de los Andes empezó a divagar. Cada vez se acercaba más al límite de la carretera y por su cabeza pasó el lanzarse directamente al vacío y acabarlo todo allí.
¿Cómo se os ha quedado el cuerpo? Os aseguro que ésta no es la peor carrera en la que compitió. El libro merece la pena.
1 comentario:
he llegado a tu blog a través de Wikio, me ha gustado esta entrada, a mi me va más lo antiguo, yo tengo un blog de motor, dedicaco a clásicos y deportivos, te invito a que lo visitas y si te interesa un intercambio de enlaces me lo comentas.
Un saludo.
Publicar un comentario