LA OPORTUNIDAD PERDIDA

Después de haber visto la primera carrera de esta temporada en La Sexta las sensaciones que han dejado no son demasiado positivas. Si el forofismo y el fanatismo campaban por sus respetos en Telecinco, aquí en La Sexta parece que se van a ver aumentados y multiplicados. El fichaje de Lobato como eje central de su campaña ya indicaba por dónde podían ir los tiros. El hecho de que se dejasen por el camino a alguien de la calaña de Gonzalo Serrano podría darnos alguna esperanza, pero lo visto y oído en las dos primeras carreras han echado por tierra cualquier atisbo de esperanza que nos quedase. Y es una pena. La Sexta ha desembolsado tal cantidad de dinero que harán cualquier cosa para ganar audiencia al precio que sea, incluso si ello supone un pensamiento cortoplazista. La impresión es que a ellos sólo les importa que Alonso se mantenga en la élite, sin pensar para nada en el futuro. Una vez que Alonso se retire y que los derechos que compramos venzan pues a otra cosa mariposa, parece ser la línea de pensamiento.

Es una pena que nadie se preocupe en trabajar para el futuro pero esto es lo que hay. Una cadena mínimamente seria se dedicaría a educar al espectador. Cuando hablo de educar no me refiero sólo a enseñarnos cómo es la Fórmula 1 por dentro, sino a enseñarnos a respetar al rival, a que esto es algo más que Alonso, a que hay mucha gente que hace su trabajo lo mejor que puede y que por ello merece todo nuestro respeto sin importar si trabajan para el equipo de Alonso o para cualquier otro, incluyendo a la F.I.A., quienes a veces aciertan a pesar de lo que nos pueda parecer y a veces fallan. Podemos ponerlos a caldo pero sin faltar al respeto. Y ésto, respeto, es lo que no nos sobra a los españoles y que actitudes como la de Lobato y sus lacayos no ayudan a fomentar.

Esta actitud no es, sin embargo, exclusiva de La Sexta ni de los profesionales que cubren la Fórmula 1. En cuanto hay un deportista español que destaca lo más mínimo la prensa se dedica a poner a caldo a todos sus adversarios. Recuerdo cómo era el ambiente en España en la época de Carlos Sainz y cómo fue la campaña de odio contra Kankkunen y Didier Oriol. Yo mismo caí en la trampa y no fue hasta que me fui a vivir al extranjero que me di cuenta de lo patético de toda esta situación. Salir ahí fuera y ver cómo viven los demás fue lo mejor que pude hacer en mi vida, algo que ahora me ayuda a respetar a los rivales, se llamen éstos como se llamen.